Si las emisiones de combustibles fósiles continúan sin cesar como hasta ahora, las consecuencias serán predominantemente negativas para la humanidad, especialmente para los jóvenes. Las ciudades costeras se harán inhabitables, los cambios de zonas climáticas provocarán la extinción de especies y la desaparición de ecosistemas, los trópicos y los subtrópicos tendrán unas temperaturas extremadamente altas, lo que dará lugar a un caos migratorio y será una amenaza para el orden mundial.
Por lo tanto, la transición a un futuro sostenible es necesaria, y puede ser ambiciosa. Serge de Gheldere, de FutureproofedCities, y Thomas Osdoba, de Climate KIC, explican cómo pueden conseguirlo a partir de los gobiernos locales.
📉 Reducir las emisiones de CO2 a la mitad cada 10 años
Para garantizar un futuro a salvo y asegurar nuestra prosperidad, debemos reducir las emisiones de CO2 a la mitad cada 10 años, abandonando de forma completa e inmediata los combustibles fósiles. Al mismo tiempo, para 2050, hemos de extraer cinco gigatoneladas más de CO2 al año de la atmósfera mediante reforestaciones masivas y mejoras en la agricultura.
Estas medidas pueden contribuir a reducir el CO2 a un ritmo del 7 % al año. A modo de comparación, en Flandes hemos reducido en total menos del 1 % en los últimos 11 años. Históricamente, nunca se han producido transformaciones a esta escala y a tal velocidad sin que el gobierno asuma un fuerte papel impulsor.
Pero mientras los gobiernos nacionales se mantienen paralizados y no toman decisiones, las autoridades locales están tomando la iniciativa. Por ejemplo, 8 de 10 municipios flamencos firmaron el Pacto de los Alcaldes, comprometiéndose a reducir sus emisiones en un 20 % para 2020. Pero firmar el pacto es la parte fácil. ¿Realmente están haciendo lo posible los municipios por aislar térmicamente las casas y reducir el tráfico?
Implementar acciones a favor del clima está resultando muy difícil en la práctica. Normalmente, la persona designada como responsable de las cuestiones medioambientales o de sostenibilidad está sola, tiene poco presupuesto y tiempo, y muchas ciudades, provincias y regiones trabajan de lado a las demás en lugar de junto a ellas. Los conocimientos necesarios para pasar a la acción suelen estar fragmentados en informes complejos, documentos del gobierno y centros científicos.
Para dirigir con éxito esta transición energética, los municipios deben poner encima de la mesa una visión de «carbono cero» atractiva. Deben centrarse en medidas que ahorren mucho CO2 y dinero y organizarlas superando las fronteras entre departamentos y municipios. Así, como si fuesen obras para construir infraestructuras, podrán financiarlas e implementarlas a gran escala, para transmitir optimismo a sus ciudadanos.
🖥 Un recurso digital para centrarse y colaborar
En su búsqueda de esa estrategia y la cooperación, uno de cada cinco municipios flamencos ya está utilizando un recurso digital que permite gestionar las acciones en favor del clima. Un mismo lugar para hacer un seguimiento de todo lo que ocurre en torno al clima en la ciudad.
Permite añadir fácilmente medidas y acciones mediante una lista de más de 100 medidas calculadas y estandarizadas. De esta manera, los municipios cuentan con cifras relevantes que les permiten ponerse manos a la obra de inmediato. Pueden ver el beneficio en toneladas de CO2 y la rentabilidad económica de cada medida y del plan de acción por el clima completo.2 Así, una ciudad puede averiguar cómo marcar de verdad una diferencia.
Los agentes y administradores locales pueden controlar el progreso de sus ciudades y repartirse las tareas y las responsabilidades. Además, las ciudades y los ayuntamientos tienen la oportunidad de copiarse medidas de éxito entre ellos. A través de una cuenta conjunta, las provincias y las asociaciones intermunicipales pueden hacer un seguimiento, apoyar a sus ciudades y ayuntamientos e impulsar medidas y acciones importantes.
💰 Escala y financiación como en las obras de infraestructuras
En realidad, ya es demasiado tarde para pedir amablemente a la gente: «¿Le importaría comprar electricidad verde y aislar su casa?». Si la ciudad o la región rediseñan una carretera, no se paran primero a preguntar: «¿No será muy molesto para usted?». Destinan un presupuesto y ponen en marcha las obras y, después, los carriles bici son más seguros y el internet va más rápido. Necesitamos la misma estrategia que aplicamos a las infraestructuras para conseguir que la transición a una economía sin combustibles fósiles se produzca a tiempo.
Una de las medidas más prioritarias de los planes por el clima es la renovación energética de los hogares actuales. Hoy día, la tasa de renovación energética de los edificios históricos belgas es del 0,3 % al año y debe multiplicarse por diez a corto plazo.
Algunas personas, como Thomas Osdoba, de Climate KIC, proponen una serie de ingredientes cruciales para conseguir que se amplíen las renovaciones energéticas:
- Agrupación de medidas - Si se agrupan medidas «más costosas» con otras más rentables, se puede obtener una buena rentabilidad económica de la renovación energética. Por ejemplo, puede resultar más rentable dar el paso directamente a una renovación energética completa en el nivel de un EECN (edificio de consumo de energía casi nulo) que hacer pequeñas intervenciones sucesivas.
- Agrupación de proyectos - Si se agrupan proyectos de renovación energética por barrios, los costes de renovación por proyecto pueden disminuir. Al agrupar proyectos «más caros» con otros más rentables, también se puede conseguir un buen rendimiento económico con los proyectos combinados.
Puede hacerlo en FutureproofedCities, a través de nuestra Curva de mitigación de costos (pestaña "Análisis").
- Capital barato a largo plazo - Al combinar proyectos, la necesidad de capital también es mucho mayor. Esto permite acudir a otras fuentes de financiamiento, como el Banco Europeo de Inversiones, bonos o fondos privados (como el fondo de 600 millones creado por la fundación Economic Board Utrecht para hacer viviendas más sostenibles). Así se puede conseguir el capital necesario (de decenas a cientos de millones al año, por municipio) a largo plazo (25 a 30 años) y a un bajo interés (3 %-4 %). Si este tipo de interés es inferior a la rentabilidad de los proyectos agrupados (hasta el 6 % o 7 %), las renovaciones energéticas a gran escala también pueden llegar a proporcionar algunos beneficios a las arcas municipales.
- Presupuesto neutro para residentes y propietarios - Esta financiación de terceros también ofrece la ventaja de que los residentes y propietarios no tienen que gastar sus ahorros para sumarse a las renovaciones energéticas y todos tienen acceso a ello. El reembolso se hace mediante el ahorro en la factura de energía. De esta manera, los gastos de la vivienda (el resto de la factura de energía + el pago del préstamo) no son superiores a los habituales. El dinero que los residentes ya gastaban cada mes en la compra de energía (fósil) se destina al pago del préstamo.
- Exención del impuesto sobre el carbono - La decisión de unirse a este proceso de sostenibilidad integral no es nimia. Por supuesto, debe contar con suficiente apoyo entre los habitantes y propietarios. Podrán sumarse ahora o más tarde, pero tendrá que ocurrir antes o después, igual que cuando hay que reparar una carretera o el alcantarillado. Podemos proponer un plan de disociación para los ciudadanos: por ejemplo, una aportación de 100 € al año por hogar, que les permitiría acceder gratuitamente a las renovaciones energéticas a gran escala (esta cantidad serviría de pago a cuenta al ayuntamiento, que activaría la aplicación de la financiación). Los ciudadanos que decidiesen no participar (y, por tanto, seguir emitiendo más CO2) también pagarían, pero se consideraría una especie de compensación por ese CO2 que seguirán emitiendo.
🌇 Ciudades y ayuntamientos como directores de la transición energética
Las ciudades y los ayuntamientos pueden desempeñar un papel crucial en esta transición energética. Para empezar, pueden usar el ingenio junto con sus equipos y colegas para elaborar un plan climático que suponga una auténtica diferencia. Además, realizando obras de construcción climáticas a partir de sus competencias básicas, tal como ya se hace para los proyectos de infraestructuras: nuevos barrios, carreteras o redes de alcantarillado. De esta manera, las ciudades y los ayuntamientos pueden generar las condiciones en las que resulta apropiado invertir para esas grandes obras.
Como dice Brent Toderian: «La verdad sobre las aspiraciones de una ciudad no se encuentra en su visión, sino en su presupuesto». Si lo conseguimos, construiremos un futuro en el que habrá decenas de miles de empleos locales nuevos que no se podrán subcontratar. Con más prosperidad, confort y calidad de vida para los ciudadanos. Y donde las ciudades serán más habitables, resilientes y atractivas.
Creemos que podemos, sabemos que debemos.
Serge de Gheldere (CEO de Futureproofed, presidente de Klimaatzaak) y Tom Osdoba (Climate-KIC)
¿Le gustaría recibir más información sobre las acciones por el clima? Suscríbase a nuestro boletín mensual y manténgase al día. 👇